viernes, 26 de octubre de 2007

Muñeca de papel


El tiempo pasa lento,
lento, tan lento...
se arrastra sin ganas,
sin sueños ni ilusiones.
La radio toca música
dedicada a mí,
aunque no lo sepa,
y yo pienso en ti,
y en ti, y también en ti.
Y sueño con alguien que me ame,
que me trate con ternura
y con suave calor,
que me haga temblar suavemente,
y bese mi alma con la suya.
Los cuerpos no son suficientes,
y cada intimidad tiene un precio,
un precio que no sé si vale la pena pagar:
el precio es abrir los ojos
y sentirme sola (¡tan sola!);
pensar en lo que fue
y lo que no fue y tampoco será;
En este minuto
mis soledades se mezclan
con mis historias de adioses,
con mis ansiedades,
mi auto-destrucción
y las lágrimas que lloré,
pero sobretodo las que me guardé...
Y veo al amor burlarse de mí,
guiñarme un ojo, y huir con mi vida
entre sus manos cálidas,
dejándome en el gélido invierno
de una ciudad gris sin gente,
y luego vuelve a danzar a mi alrededor,
tentándome y recordándome
lo que otros tienen
y yo no...
¿Qué hago mal?
¿Por qué no llega a mi puerta
aquel que mi corazón requiere?
Sólo hay malos sustitutos,
sueños guionados
y mentiras que no logro tragar.
Las hormonas se agitan,
pero ellas no conocen
a mi corazón;
mientras ellas bailan,
él se retuerce;
mientras ellas gozan,
él llora;
mientras ellas cantan,
él se ahoga en el silencio.
Me miro en el espejo
y veo transparencia,
un abismo vacío
apto para el suicidio
de un corazón henchido
sin salida visible;
veo un mar de sangre
de las heridas sin sanar,
que sangran sin parar
quizás hasta que logren
exprimir la última gota
de mi malhadada humanidad,
y me transforme en un fantasma
de mis sueños,
y un pobre reflejo de aquella que era.
¡Y mírenme ahora!
¿Quién diría que esta pena en mis ojos
semioculta tras este verde falso
es más profunda que lo profundo?
¿Quién diría que hoy mis labios
llenos de pasión carnal
en su sonrisa llevan inscrito
un rictus de dolor?
¿Quién diría que mi risa fácil
envía al aire una súplica de amor?
Y no es a ti, ni a ti, ni a ti tampoco...
Es a aquel que la pueda ver
y la desee traer a la superficie,
para aplacar el dolor con besos suaves
de ternura y de amor.
Ya no deseo hablar
a quien no escucha,
a quien no entiende,
a quien no habla cuando debe,
y que no estará cuando lo necesito,
porque no está ni aún hoy.
No me interesa
una historia con mal principio,
que no tendrá un buen final,
y es por eso que quizás debería...
tal vez, quizás...
dejar de pretender que me engaño...
Esperar tranquila a alguien
que valga mi confianza y mi calor.
¿Por qué insisto en volar
en aviones de papel
que no pueden ni despegar antes de caer?
Quizás porque yo también
estoy hecha de papel...

No hay comentarios: