jueves, 25 de octubre de 2007

X


Lloro lágrimas transparentes,
que nadie seca,
porque no ven que me inundo,
porque dicen que no ven la humedad...
Se guían por la apariencia
de que todo va bien;
me preguntan y yo contesto
escupiendo la sangre
que no huelen.
¡Brindo por el sentido literal de las cosas!
El mismo que les impide ver,
que no les permite entender,
que la tristeza en mis ojos está,
que la sonrisa se desvanece por las noches,
que la almohada no amanece húmeda
porque las lágrimas ya no pueden salir,
que me ahogo en mi soledad
que juzgan inexistente.
Y no entienden que ansío
un tacto tibio,
un corazón como el mío.
Me ofrecen segundos
que no alcanzo a hacer míos
y antes de asirlos
ya pasaron,
y me encuentro estirando la mano,
tocando la oscuridad y el vacío,
cerrando los ojos para vivir de recuerdos.
¿Y recuerdos de qué?
De lo que se supone que nunca pasó,
de un secreto inexistente,
que me empuja a alejarme,
y a olvidar lo que no fue.
Las cosas no existen
si no hay nadie que las valide...
¡¡y yo quiero existir!!
Pero alguien puso una equis
y borró lo que no sucedió,
y no le pareció una contradicción.
No le importó no haber existido
por unos minutos de ese día;
no le importó que yo no existiera,
desde ese minuto hasta este día.
Total... yo de antes no existía...
No me den la existencia
si no me permiten conservarla...
Y está bien;
seguiré adelante:
no existiendo, pero soñando...
existiendo en los recuerdos
de mi no existencia,
y viviendo lo que no he vivido.
No me malentiendan.
No haré un drama de esto.
Pasó lo que no pasó,
y punto. Se acabó...

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