domingo, 16 de septiembre de 2007

Aquel día


Un día como ese,
normal como cualquiera,
especial como ninguno,
nací a una nueva vida
en la que aprendí una nueva muerte;
me dolió por razones
que no sabía que existían
y dolió saberlo, como no sabía;
reí con una risa
que no sabía que tenía,
lloré con lágrimas
que ni siquiera conocía
y amé como nunca
había soñado que lo haría.
Comprendí la vida y la muerte
sin saber bien lo que hacía,
soñé con lo soñado
jamás, en toda mi vida.
¡Cómo hubiera querido
amarte más y amarte menos!
o quizás lo que quería era
amarte menos y amarte más.
¡Cuánto soñé que me querías
y tú, queriéndome,
soñando que te quería!
Y ya no hay vuelta atrás,
y si volviéramos ya no sería
lo mismo que aquel día.
Ese soñar en la espera
fue la muerte de aquel día,
y fue la vida de mi vida...

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