lunes, 24 de septiembre de 2007

Hechicero


¿Qué extraño embrujo
sobre mí lanzaste?
¿Qué mágica pócima
en mi vaso colocaste?
Algún hechizo, brujería
o magia me impusiste,
eso es seguro, lo sé;
ni siquiera cuando amé
(y eso que amé de verdad)
soñaba con él con tanta frecuencia.
Cada mañana que despierto
recuerdo que soñé contigo,
ahí estuviste, de una u otra forma.
Durante el día, estoy pendiente
si te veo, si estás en casa...
No logro apartarte de mi mente,
y pienso que quizás... sí, quizás...
Y ansío nuestros encuentros,
me pongo vanidosa,
para verme bella para ti.
¿Qué hiciste? Cuéntame.
¿Eres brujo, mago o hechicero?
¿Es magia negra o blanca
aquella que practicas?
¿Qué quieres de éste,
mi frágil corazón?
Reconozco tu poder,
pero no juegues conmigo,
pues no estoy sola,
y me protege un poder mayor
de alguien que me ama
y que me quiere bien;
a mi poderoso aliado
lo conoces bien, o habrás
escuchado hablar de Él
(todo hechicero que se precie
conoce Su poder):
se llama Dios, Mi Señor Yavé.
Él es quien me quiere bien.

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